La Casa Sala es un edificio del municipio de Caldes de Malavella (Selva) que forma parte del Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Cataluña.

Originalmente, este edificio fue concebido como una torre de veraneo. El veraneo de la segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX tenía un carácter elitista, ya que se limitaba a los sectores acomodados de la sociedad.

Es un edificio aislado, con 1.500 metros cuadrados construidos y una parcela de 11.000 metros cuadrados, rodeado de jardín, situado en la Rambla de Rufí, justo al final del núcleo urbano de Caldes de Malavella.

El edificio está protegido por una valla. Una puerta en esta valla permite acceder al edificio. Antes, sin embargo, encontramos un paseo de árboles plátanos que nos conduce allí.

Este se encuentra sobre una plataforma niveladora del terreno, con balaustrada de piedra artificial; debajo de la cual había una zona de servicios con un aparcamiento cerrado.

En la fachada principal, la que da a la avenida de árboles plátanos, hay un mirador poligonal en el cuerpo central, sobre el cual hay una terraza con balaustrada a la que se accede desde el segundo piso. En las torres también hay terrazas con balaustrada.

Horizontalmente, el edificio se divide en tres plantas más el ático. La planta principal consta de 3 habitaciones dobles, que podrían ser dormitorios. También incluye un comedor y una cocina office. Es la única planta donde hay radiadores de gas, que están conectados a una caldera para el sistema de calefacción.

La segunda planta tiene un distribuidor y contiene 6 dormitorios y dos baños. Esta planta está destinada principalmente a las áreas de alojamiento.

Al igual que la segunda planta, en la tercera planta también hay 6 dormitorios. Esto significa que el edificio tiene un total de 12 dormitorios distribuidos en la segunda y tercera planta.

Por encima, encontramos el ático que tiene una salida exterior que conduce a un balcón. Por encima de los áticos, hay otra terraza. Esto proporciona dos áreas al aire libre diferentes para los residentes o los usuarios del edificio.

La parcela tiene muchas posibilidades, de hecho, se pueden habilitar zonas de descanso con sillas y mesas, hamacas o bancos para que los huéspedes disfruten del paisaje y la tranquilidad del jardín.

También se pueden organizar actividades como picnics, clases de yoga, sesiones de meditación u otras actividades relacionadas con la naturaleza.

Si tienes pasión por la jardinería, puedes dedicar una parte del jardín a la horticultura o a la creación de un jardín botánico para la educación y el disfrute de los huéspedes.

El jardín tiene espacio suficiente también para ofrecer instalaciones para bodas, reuniones familiares u otros eventos especiales en la naturaleza.

En resumen, este edificio podría ser una excelente oportunidad para un proyecto de turismo rural, proporcionando un alojamiento amplio y espacios exteriores atractivos para los visitantes y ofreciendo una experiencia única y agradable.
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